Una de las visitas obligatorias en un primer viaje a Japón es Kioto. Esta ciudad de millón y medio de habitantes fue antigua capital del Imperio (entre los años 794 y 1868) y es totalmente diferente a Tokio.
En Kioto nos encontraremos zonas modernas, calles comerciales y bullicio frente al silencio y la tranquilidad de los templos que pueblan la ciudad.
¿Vienes a conocerla?
DÍA 1:
Llegamos tras pasar la mañana en Nara , a 40′ en tren normal, y nos fuimos hasta uno de los mejores hoteles relación calidad-precio del viaje (puedes leer más sobre alojamiento aquí).
El camino con las mochilas desde la estación de Kioto hasta el centro se nos hizo algo pesado, pero tras el primer contacto con la ciudad ya tuvimos la sensación de que era diferente a los otros sitios donde habíamos estado hasta el momento.
El edificio de la estación es un monumento en sí, vale la pena dar una vuelta y verlo detenidamente. A poca distancia se encuentra la Torre de Kioto, si tenéis tiempo o ganas podéis subir a su mirador y admirar las vistas.
Nuestro hotel estaba muy bien situado, por lo que dejamos las mochilas, disfrutamos del onsen un rato y a la calle a por el primer paseo.
El primer recorrido que hicimos fue por esta zona centro, lo más recomendable:
Intersección Shijo con Kawaramachi , centro neurálgico de la zona comercial . Grandes avenidas con tiendas, pero sin ser tan moderno como Tokio. Menos lleno y con otro aire distinto.
Seguimos por las Calles Teramachi y Shinkyogoku , un claro ejemplo de lascalles cubiertas de Japón. Lleno de tiendas grandes y pequeñas, incienso, ropa, recuerdos, todo y más para dar una vuelta y hacerse con algún recuerdo. También queda cerca el Mercado de Nishiki con los típicos encurtidos de la zona.
KIOTO DÍA 2:
Recorrimos la orilla del río Kamo, muy características son las terrazas que tienen los restaurantes del barrio de Pontocho (uno de los barrios de geishas) y dan al río. Si no queréis gastar mucho (mucho) dinero en comer o cenar, podéis hacer un picnic en la orilla, no seréis los únicos.
Nos acercamos hasta Sannenzaka y Ninenzaka, ambas calles en el distrito de Higashiyama zona antigua de la ciudad muy bien conservada.
Cambinábamos por unas calles algo vacías ( a las 9 de la mañana no había nada abierto) y justo al girar una esquina nos topamos con la cuesta de Ninenzaka. Muchísima gente, chicas haciendo el típico recorrido vestidos de geisha (las detectaréis porque llevan palo selfie) Tiendas y más tiendas, escolares de excursión, turistas … de golpe un barrio lleno de vida y encanto. Es un lugar que hay que visitar sin duda, por la arquitectura de las calles y para intentar hacerse una idea de como eran las ciudad antiguamente en Japón. Toda una experiencia.
Os encontraréis las Pagoda de Yasaka y en lo alto de la colina tendréis una vista realmente bonita de Kioto.
Como nos estaba gustando el paseo, decidimos aventurarnos a caminar hasta el santuario sintoísta de Fushimi Ina. Famoso por sus miles de toris naranjas colina arriba.
Santuario Fushimi Ina:
El santuario está a casi 5km del distrito de Higashiyama, por lo que lo normal es acercarse en tren. Nosotros decidimos dar un paseo mañanero y recorrimos una zona de la ciudad quizás menos conocida. Pequeñas calles, templos menos conocidos en los que fuimos entrando y al final un pequeño bosque antes de adentrarnos en la colina.

La entrada el templo es gratuita.. Una de las cuestas hacia la entrada está repleta de puestos de comida, nos llamó bastante la atención que en un lugar sagrado hubiese tal cantidad de negocios. Pero lo vimos en varios sitios de Japón.
Si sois capaces de resistiros a comer algo y circular medianamente rápido entre tanta gente, la subida no es de más de 5 minutos hasta que llegar a la Puerta Romon, principal acceso.
Una vez atravesamos la puerta llegamos al edificio principal (bien de interés cultural) Salón principal Honden el cual me pareció realmente bonito. Tanto las tallas como la estructura en sí del edificio son impresionantes.
Detrás de este edificio comienza la subida a través de las «mil puertas» o Senbon Torii de característico color naranja que llegan hasta la cima. Las puertas han sido cada vez más debido a donaciones de fieles.
La subida aproximadamente, según rezan los carteles, puede ser de unos 45 minutos y otro tanto para bajar. Nosotros subimos hasta la mitad y dimos la vuelta (la caminata de 5 km estaba pasando factura).
A pesar de no ser pleno verano y poco más de las 11 de la mañana, el templo estaba a rebosar de gente por lo que algunas zonas del principio del recorrido resultaban un poco agobiantes. Si fuésemos de nuevo, intentaríamos ir bastante más pronto para poder disfrutar tranquilamente del lugar.
Para volver al centro , cogimos el tren (no es de JR) hasta la estación de Goshin-ji por 210¥ , seguimos el consejo de la web japonismo y nos fuimos al parque Maruyama a hacer un picnic para comer (aquí ocurrió la picadura de la hormiga atómica).
A la orilla del estanque, había muchísimas parejas o grupos de amigas vestidos de forma tradicional haciendo sesiones de fotos. Al parecer es algo bastante típico, sobretodo entre los japoneses, aunque también se oferta para extranjeros.
Tras descansar un rato en nuestro hotel cápsula , salimos a cenar y volvimos a la zona antigua.
Pasemos por el barrio de Gion, también de geishas (aunque difícil verlas) y el Templo de Yasaka de nuevo. Los alrededores de la Pagoda Yasaka estaban desiertos y fue una experiencia diferente el estar en estas calles paseando solos y viendo la puesta de sol. Para muestra, las fotografías que hicimos. Muy recomendable, se respiraba paz y tranquilidad.
Para terminar un día tan completo, nos acercamos a Pontocho y encontramos un restaurante en el que cenar por unos 50€ , nada del otro mundo ¡y era de los baratos! claramente pagas por la zona. El extra por sentarte en la terraza hacia la orilla de río es de 500¥ por persona y no lo recomiendo para cenar, puesto que está todo bastante oscuro y no aprovechas las vistas por las que estás pagando.
Cenéis o no, es un barrio por el que pasear tanto de día como de noche y ver como cambia el ambiente. Nosotros yendo de un lado a otro nos encontramos, de casualidad, con la preciosa calle Kiyamachi que discurre paralela a Pontocho. Tiene un pequeño canal rodeado de pequeños bares y árboles. En plena primavera es un sitio perfecto para ver los cerezos en flor y sino, simplemente para pasear y cruzar uno de sus pequeños puentes al más puro estilo pequeña Venecia.
DÍA 3:
VISITA A ARASHIYAMA (Bosque de Bambú)
El conocido y fotogénico bosque de bambú de Arashiyama se encuentra a unos 20 minutos en tren de Kioto. Al no tener JR Pass, nos decidimos por el tranvía «Randen» que recorre dos líneas: Arashiyama Line y Kitano Line.
Antiguamente el tranvía era un medio de transporte habitual en la ciudad, sin embargo en la actualidad la línea Randen es lo poco que queda.
El billete individual es de 220¥ por persona, sin embargo existe un bono de un día por 500¥ de manera que puedes recorrer las dos líneas a placer. Muy recomendable para aprovechar y visitar otros puntos de la ciudad como el Pabellón de Oro. Además dispones de descuentos en algunos museos o incluso en Onsen con este tipo de billete.
Nuestra parada más cercana era la de Shijo-Omiya Station (aquí para ver el mapa) , que coincide con el comienzo de la línea. Una amable guardia nos explicó la ventaja de coger el billete de un día y nos recomendó este transporte frente a otros que hay para llegar a Arashiyama. El viaje es un poco más largo pero es un recorrido peculiar, puesto que las vías discurren a veces en medio de las calles y las casas.
A 5 minutos andando de la estación de Arashiyama se encuentra el conocido bosque de Sagano . Antes de adentrarnos en él, dimos una vuelta por los alrededores. Hay varios templos y llegamos hasta el río y el cruce de la vía de tren ¡no paréis a hacer fotos en la vía u os gritarán por un altavoz! La entrada al bosque es gratis y el paseo ,dependiendo cuanto pares a hacer fotos, puede llevar una media hora.
KINKAKUJI – TEMPLO DE ORO
Aprovechando el pase de un día del tranvía, nos acercamos hasta el Kinkakuji o Pabellón de Oro.Un monumento espectacular de visita obligada,es Patrimonio de la Humanidad y su principal característica es que está recubierto de pan de oro. En Kioto os encontraréis un sin fin de templos, y os quedarán muchos pero muchos por ver, sin embargo este debe estar en vuestra lista.
La entrada cuesta 400¥ y en los alrededores de las taquillas hay algunos estudiantes de filología que se ofrecerán a haceros un tour gratis en inglés, por el mero hecho de practicar el idioma . Estupendo¿no?
Nos quedaban pocas horas en Kioto, esta ciudad nos gustó mucho aunque nos abrumó la cantidad de templos y edificios antiguos que ver. Para visitar todo puedes necesitar fácilmente una semana, sin embargo con nuestro recorrido nos llevamos una buena visión de ella.
Nos tomamos una cerveza a la orilla del río para descansar (la mía resultó ser whisky con limón…) e hicimos la maravillosa inversión de 1000¥ en poder utilizar durante una hora el onsen del hotel, ducharnos y cambiarnos antes de partir de nuevo en bus nocturno (8 horitas muy ricas) hacia nuestros últimos días en Tokio y Japón.
Y tú, ¿has estado en Kioto? ¿es un sueño por cumplir? Desde luego vale mucho la pena y si alguien me lleva ¡me vuelvo!
Mientras, nos vemos en la próxima entrada viajero 😉
19 diciembre, 2017 at 19:41
Muy chulo
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19 diciembre, 2017 at 20:05
😘😘😘
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19 diciembre, 2017 at 20:01
Un post genial. Como todos los q escribes
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19 diciembre, 2017 at 20:05
Gracias😁😁🤗
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