Hemos llegado con dos horas de retraso a Moscú tras interminables turbulencias en medio de una noche de tormenta. Buscamos un medio para ir los cuatro juntos hasta el hotel y nos decantamos por coger un taxi. El único empleado que hablaba algo de inglés en el mostrador de la compañía acuerda conmigo un precio y allá nos vamos.
El recorrido es largo, una media hora, ya que nuestro hotel está en el centro y aún así el precio es de 1.250 Rublos (unos 17€). El conductor nos intenta hablar pero nuestro nivel de ruso no da para eso (hola, gracias y poco más). Así que empieza ese momento en el que intenta traducir sus palabras con una aplicación y lo que sale de ese aparato es totalmente imposible de entender.
Al final , por el idioma universal de señas, entiendo que me dice que no tiene cambio para darme así que cuando llegamos al hotel nos vamos a recorrer varias tiendas buscando que me cambien a billetes pequeños para poder pagar.
¿Como arreglamos? Le compré una cajetilla de tabaco para cambiar a monedas y se la llevó restándoselo al precio del taxi ¡un hombre resolutivo!
Esta fue nuestra primera anécdota en Rusia, pero quedaban muchas más.
Teníamos por delante 4 días en Moscú y decidimos aprovecharlos con calma, sin apresurarnos a ver todos los “must” pero disfrutando de cada lugar.
Este es nuestro recorrido, a nuestra manera que siempre es la mejor forma de disfrutar las cosas … ¿vienes a descubrirlo?
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