Praga,Viena y Budapest las tres capitales europeas conforman uno de los circuitos más típicos en cuanto a viajes.  Nosotros decidimos hace dos veranos hacerlo por libre, aprovechando su cercanía es un recorrido que se puede realizar en tren.

Con la opción multitrayecto de skyscanner podéis combinar los vuelos de manera que os ahorráis el billete de vuelta del tren y así optimizar el tiempo para visitar las ciudades.

Nuestro recorrido :  

Madrid – Budapest (Ryanair) – Viena – Praga – vuelo a Madrid (Czech Airlines).

BUDAPEST

Esta ciudad conocida como «La Perla del Danubio» , no es más que la unión de dos ciudades separadas por el río Danubio : Buda y Pest que ahora conforman una de las capitales europeas más bonitas.

Cuando lleguéis al aeropuerto internacional tendréis varias opciones para ir hasta el centro, nosotros elegimos la más barata que era coger el bus 200E hasta la estación de «Köbánya-Kispest»  y allí coger el metro línea 3 hasta el centro. Sin embargo, cuando llegamos nos encontramos que en dicha estación el metro no funcionaba en esa época (después de buscar algún taquillero que hablase inglés conseguí deducir que estaban en obras). Tras varias vueltas por la estación conseguimos descifrar que teníamos que coger un bus destartalado que sustituía al metro hasta una parada donde sí ya podíamos coger el subterráneo. Tras esta pequeña «dificultad» conseguimos llegar a nuestro alojamiento (tardamos al final aproximadamente hora y media).

Nuestro hostel (Synagogue View Residence)estaba situado al lado de la Sinagoga por lo que fue una de las primeras visitas que hicimos, en las guías no suele aparecer como imprescindible pero nos gustó mucho.

El primer día podéis cruzar a Buda e ir hasta el Castillo de Buda donde las vistas de la ciudad son geniales, para subir se puede coger un bus o el tranvía. Si sois masocas de los que os gusta caminar, podéis subir andando como hicimos nosotros. Una vez allí luego estáis cerca del Bastión de los Pescadores, desde aquí hay unas vistas impresionantes sobretodo del Parlamento.
El Bastión es una de las construcciones más curiosas de la ciudad por su estilo, las siete torres de las que consta conmemoran las siete tribus que fundaron Hungría ( al igual que las siete columnas que veréis en la Plaza de los héroes).

 

No hay postal de Budapest en la que no se vea o el Puente de las Cadenas o el Parlamento así que fue lo siguiente que visitamos. Cruzando el puente puedes recorrer la orilla del Danubio por el paseo, el cual está lleno de vida en verano. Había muchas heladerías o puestos y pequeños cafés tipo chiringuito así como zonas para sentarse  para disfrutar de música en directo. Si lleváis ya unas horas andando podéis recompensaros con un helado en uno de estos sitios para coger fuerza.

El edificio del Parlamento es impresionante, sobretodo cuanto más te acercas a él, por algo es el tercer parlamento más grande del mundo. La entrada a este edificio para visitarlo la podéis comprar por internet.

 

 

Dos calles que no podéis dejar de recorrer en la ciudad son «Váci Utca» y la avenida «Andrássy» , además la Basílica de San Esteban es una de las construcciones religiosas más bonitas. Para comer podéis pasaros por los puestos del Mercado Central.

Budapest es una ciudad que tiene mucho que ofrecer, tanto para los que quieren visitar museos y monumentos como para los que prefieren callejear,tomar algo o ir de compras.

Nosotros cuando alguien nos dice que va a ir a la ciudad le recomendamos varias cosas, pero una de las que siempre está en la lista es ir a uno de los balnearios de la ciudad.
Os vais a encontrar con que hay más de un centenar de baños a los que podéis ir, los balnearios en Budapest llevan activos desde la época romana y la oferta es muy amplia.

* Si vais en grupo o en pareja, fijaos que sean mixtos puesto que hay muchos que separan las piscinas en masculinas y femeninas.

Nuestra visita a los baños fue nocturna, el sábado que llegamos había una fiesta en el balneario «Szcéchenyi». Desde luego es una experiencia diferente, nos lo pasamos genial. Música, cerveza, agua calentita… es algo para probar. La entrada a la fiesta es de 35€, para más  información sobre estas «sparty» visitad la web Bath Budapest.

Al salir de la fiesta sobre las 4 de la mañana, estuvimos esperando por un taxi que no llegaba así que finalmente decidimos recorrer los 4km que , según google maps , separaban los baños de nuestro hotel (a nosotros nos pareció casi una etapa del Camino de Santiago). De camino a «casa» pudimos ver la Plaza de los Héroes, comiendo la peor pizza que hemos probado y mira que es difícil que una pizza te sepa mala a esas horas (le salvaba  que en Budapest las porciones valen unos 40-50 céntimos)

Tren de Budapest a Viena:

Para ir a la siguiente ciudad, Viena tendréis que acercaros a la estación Budapest-Keleti y allí comprar el billete.

Nuestra experiencia fue que la taquillera a pesar de insistirle varias veces en que queríamos billete «one way» finalmente nos vendió uno de ida y vuelta. La verdad que no nos pareció caro ni siquiera si el precio fuese sólo de ida (pagamos unos 25€ cada uno), ya lo había leído en otros blogs y al final lo dejamos estar.

Cuando nos subimos al tren nos sentamos, pero amablemente a los diez minutos vinieron los «dueños» de las plazas a levantarnos. Al principio se nos hizo raro que en un trayecto de tren de unas tres horas te vendiesen billetes sin asiento, sin embargo no éramos los únicos y el tren terminó por estar lleno de gente de pié en los pasillos.

VIENA

Viena es una ciudad con gran cantidad de monumentos,  a cada paso te encontrarás con edificios impresionantes sobretodo palacios.

Una vez dejamos las cosas en nuestro hotel (Kolpin Wien Zentral) echamos a caminar, en esa época del año (mediados de julio) nos coincidió con que tenían varias actividades culturales como conciertos al aire libre o teatro. En la zona del ayuntamiento había muchísimas food truck instaladas donde aprovechamos para comer, nos decantamos por un plato típico de carne acompañada de ensalada tibia de patatas.

Tras eso, tomamos la Ringtrasse (como su nombre indica, «calle circular» ) que recorre el centro de Viena. Podréis ver los principales monumentos caminando por ella, como la Ópera (el interior tan conocido por el concierto de año nuevo), el Palacio Hofburg (residencia de los Habsburgo durante 600 años), el Parlamento y la Iglesia Votiva.

Cerca de la iglesia hay un pequeño parque donde se reúne mucha gente a tocar la guitarra, tomar algo y sentarse en una zona de tumbonas, parada perfecta tras una caminata.

Posteriormente siguiendo por el centro de Viena podéis acercaros hasta Stephansplatz (hay una parada de metro con el mismo nombre) y visitar la Catedral de San Esteban, una de las cosas que más nos gustó y llamó la atención fue el tejado de azulejos (al parecer más de 250.000).

Junto a la catedral podréis pasear por unas de las calles más comerciales y sentaros en un café a disfrutar de la famosa tarta Sacher. Podéis comerla en el Hotel Sacher pero el precio es el doble que el de cualquier otra cafetería o pastelería de la ciudad, y la verdad que la nuestra estaba bien buena por un precio relativamente bajo comparado con otras que vimos (3€ la porción).

 

Una de las visitas más curiosas de Viena es el Prater, el parque de atracciones más antiguo del mundo. Se trata de un lugar con mucho encanto y un buen plan para pasar la mañana, además la entrada es gratuita, solamente se pagan las atracciones.
Para llegar podéis coger el metro, bus o tranvía hasta la parada «Patrerstern».

A poca distancia del Prater encontrareis las Hundertwasserhaus, un conjunto de casas con un aspecto muy pintoresco. La fachada de colores, la forma de las columnas, los suelos y los árboles que se cruzan con las paredes son sin duda algo que hay que ver.

 

 

Nuestra última parada en el viaje fue Praga, en la estación de Viena no tuvimos problemas con la compra del billete y pudimos ir sentados todo el trayecto de tren. El precio es de 30€ en clase turista.

PRAGA

Praga también es conocida como «La ciudad de las cien torres» o » La ciudad dorada» , la verdad que fue la que más nos gustó de las tres sobretodo porque la zona histórica es impresionante y a veces te parece que estás en un cuento.

Cuando llegamos nos dirigimos al hotel, por primera vez tuvimos problemas con una reserva. No figuraba que llegásemos ese día pero en menos de cinco minutos nos lo resolvieron y nos trasladaron a otro hotel de categoría superior, al lado del Puente de Carlos y nos regalaron el desayuno por las «molestias» (ya os digo que ni cinco minutos tardaron en resolverlo, por eso al final siempre me fío de booking).

Un vez instalados tuvimos nuestro primer contacto con la ciudad, cruzando el puente hacia la Plaza de Ciudad Vieja , sólo llevábamos una hora en Praga y ya nos estaba encantando.

El Puente de Carlos une  Ciudad Vieja (Staré Město) con la Ciudad Pequeña (Malá Strana), recuerda pedir un deseo apoyándote con la mano izquierda en la estatua San Juan Nepomuceno porque según dicen, te será concedido.

 

El segundo día aprovechamos para visitar por libre la zona de Malá Strana. Subimos al Castillo de Praga, andando por supuesto (podéis hacerlo en tranvía también). A mitad de la subida paramos para disfrutar de una cerveza, no esperéis que os pongan un vaso tipo caña, os pondrán una jarra de medio litro. Eso sí, por menos de 2€.

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La típica caña Checa

Dentro del recinto del Castillo está la Catedral de San Vito y en los alrededores además de tener unas vistas excelentes de la ciudad, podréis pasear por el «Callejón de Oro» donde vivió un tiempo Kafka. Tras bajar nos acercamos hasta el «Lennon Wall» , comenzó siendo un homenaje tras la muerte de Lennon, posteriormente pasó a ser un símbolo subversivo contra  las autoridades comunistas y ahora es un homenaje a la libertad de expresión.Tras la parada en el muro cruzamos a la Ciudad Vieja y callejeamos por esta zona llena de encanto.

En nuestro caso para aprovechar más el tiempo que teníamos decidimos hacer un tour gratuito al día siguiente con  Sandemans. Siempre que vamos a una ciudad con tours de esta empresa aprovechamos porque son geniales.
El tour de Praga se hace en cuatro horas durante las cuales pasearás por la zona de Staré Město, nuestro guía (gallego,porque hay un gallego en la luna como dice la canción) era licenciado en historia y nos fue paseando por la historia de la ciudad de una manera muy amena.

 

Recorrimos los lugares más emblemáticos,aprendimos a ver la hora el Reloj Astronómico, nos habló de Kafka, la metamorfosis, el vicio de los artistas bohemios por la absenta, el barrio judío y su Golem, Hitler,la Revolución de Terciopelo … desde luego es una opción totalmente recomendable para conocer mejor la ciudad.

PRAGA - RELOJ
¿tienes hora guapa?

Sin duda, la capital Checa fue la ciudad que más nos gustó de este viaje y a la que tenemos muchas ganas de volver para poder disfrutar con más tiempo de ella. Quizás en otra época del año para verla de otra forma.

Resumen :

  • Budapest es una ciudad que se puede ver perfectamente en 48h, de hecho es una buena opción para una escapada de fin de semana. Los precios son muy asequibles, tanto comer como dormir te puede salir muy barato.
  • Viena es la ciudad más cara de las tres, también se puede ver en 48h pero si quieres visitar los palacios y museos deberás estar un poco más de tiempo.
  • Praga aunque en muchas guías te dan dos días también para verla a nosotros se nos quedó corto, quizás no tanto por las cosas que ver sino por el encanto de la ciudad que te deja con ganas de más. También tiene precios muy asequibles. Con algo más de tiempo se puede aprovechar para visitar el campo de concentración de Tezerín o el pueblo de Kutná Hora (famosos por el Osario de Sedlec) que están cerca de la ciudad.

 

Y vosotros, ¿habéis visitado estas tres ciudades?
Nosotros no podemos hacer otra cosas más que recomendarlas.