Primero unos Whatsapp, muchos . Después unos audios y finalmente, ante mi falta de respuesta, una llamada .
– Tíiiiaaaa, me voy unos días de viaje con unas amigas , ¿Vienes?.
La voz de Mei sonaba al otro lado del teléfono, lejos en Bedford, pero cerca como siempre con sus planes e ideas.
– Nos vamos unos días a Dublín y luego a Copenhague. Los vuelos están baratísimos, mira desde España cuánto valen y vienes. Tienes que venir.
Hacía poco que había cogido unas mini vacaciones, pero el tono insistente y las ganas de viajar hicieron que aceptase. Me reuniría con ella y otras chicas que no conocía en Copenhague.
– Claro, aunque solo sea unos días. Aunque a Dublín no porque ya lo conoces. Tienes que venir.
Y fui.
Pasamos algo de frío, pero entre cafés a precio de caviar, bicis asesinas y tostas de nombre impronunciable, fui conociendo a Sarah, Lena y Serena .
Entre paseos y planes, experiencias nuevas y risas disfrutamos de unos días que ahora vienen a mi cabeza.
En medio del hastío, el aburrimiento, las ganas de todo y la posiblidad de poco. En medio de todo este torbellino de sentimientos, donde la apatía me rodea.
En pleno 2021 recuerdo aquellos días de aquel mes de febrero de 2017.
Cuando salimos las dos solas, porque las demás no querían, «aunque sea a tomar un caña».
Recuerdo aquel bar/pub con mapamundis sobre los que hacíamos planes, regados con cerveza demasiado cara y cháchara a un volumen alto para un bar danés.

Pienso en que si en ese momento al teléfono, dudando si sí o si no, hubiese decidido no ir… ¿Qué tendría ahora? No sé. Nada diferente, nada extra.
¿Qué no tendría?
No tendría recuerdos, ni anécdotas en una terraza con manta,ni momentos vividos con la orejas congeladas y el corazón contento.
No te echaría un poco más de menos.
Y sabes qué pienso sentada en el sofá, deseando poder volver a coger un avión y viajar. Deseando salir a tomar cañas en bares diferentes, con cartas en un idioma que no conozco , planear sobre mapas y probar sabores nuevos.
Pues pienso, creo y afirmo que valió la pena, el dinero y el tiempo invertido.
Porque la vida, ¿Sabes? … la vida no vuelve.

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