Día 1 en Florencia.

Bajamos del tren que nos traía desde Bolonia y una riada de gente aparece ante nosotros, sonidos de maletas, ir y venir, cámaras colgadas del cuello y mucho palo selfie. Ya estamos en Florencia, ciudad turística de Italia por antonomasia, y más en pleno puente de noviembre.

Tras dejar el equipaje en nuestro pequeño hotel céntrico, decorado al más puro estilo rococó salimos a explorar la ciudad. Tenemos 3 días para conocer la cuna del Renacimiento y no podemos perder un segundo.

Recorremos la Via Zanetti y al final de esta .. ¡boom! la mísmisima explicación de el Síndrome de Stendhal. La Piazza del Duomo nos recibe con sus impresionantes edificios y no podemos más que rendirnos a la belleza de éstos y mirar embobados hacia arriba.

El Battisterio y Santa Maria del Fiore presiden la plaza y a su alrededor cientos de turistas hacen cola religiosamente para poder entrar.

Por suerte, nosotros habíamos comprado la entrada previamente por internet al Duomo (18€) y pudimos acceder ,tras dar una vuelta por la zona ,a la pequeña cola que había para subir ala cúpula.

Mientras la cola para entrar al Duomo gratuitamente da la vuelta a la catedral, la que se hace para subir a la cúpula es muy rápida puesto que hay unas plazas determinadas para la subida a cada una de las horas posibles. Para acceder a la cúpula se entra a la catedral, así que realmente no vale la pena hacer la interminable cola de la entrada principal.

Si la cúpula desde fuera es impresionante y las vistas desde ella otro tanto, no os podéis imaginar la maravilla que es el fresco que la decora por dentro. El Juicio Final tardó 11 años en pintarse, lo comenzó el artista Giorgio Vasari y la finalizó Federico Zuccaro con la ayuda de otros pintores de la época. Pararse a admirarla merece la pena a pesar del dolor de cervicales.

Puedes tomártelo como un respiro antes de comenzar el ascenso hasta el mirador. 

El esfuerzo de la subida vale la pena y ,además de ver a los cientos de turistas que hacen cola para ver lo que tú has podido admirar tan de cerca, las vistas de toda la ciudad son privilegiadas e impresionantes.

Tras el esfuerzo ¡toca comer! y qué mejor que probar un poco de todo en el Mercado Central de Florencia. Alrededor está plagado de puestos de ropa, artesanía etc y en el interior además de venta de comida a granel, encontrarás en la segunda planta un sinfín de lugares en los que comer. Pasta,pizza, quesos, embutidos … ¡buenísimo!

Un café, un poco de descanso y salimos de nuevo a la calle. Todo el centro de Florencia es perfectamente recordable a pie, y eso hicimos.

Siempre intentamos evitar viajar en fechas de «temporada alta» , sin embargo esta vez no nos fue posible y la ciudad en pleno puente estaba bastante saturada. Aún así la belleza y grandiosidad del casco histórico no puede ensombrecerse por tanta gente.

La entrada al Duomo incluye el pase a la cúpula, campanario, baptisterio y cripta de los Médici. Ésta junto con la de la Galería de La Academia fueron las únicas entradas que compramos por adelantado, ya que al tener pocos días tampoco sabíamos cuánto podríamos abarcar.

En fechas señaladas como este puente es lo más recomendable, el comprar las entrada por internet de lo que quieras visitar puesto que pueden estar agotadas para días. De hecho cuando nos acercamos a la Galería de los Uffizi ¡no quedaban entrada para los 4 días siguientes!

En épocas de tanta demanda el tener la entrada comprada no te asegura el no hacer cola, y de hecho nos «alegramos» de no poder entrar éste museo puesto que aún con entrada comprada la cola superaba las 2 horas. ¿De verdad te compensa invertir horas y horas en colas cuando solo vas a estar en una ciudad así de impresionante 2-3 días? ¡Para la próxima!

Cruzamos la “Piazzale degli Uffizi” y desde la orilla del río tuvimos nuestra primera vista del famoso Puente Vecchio.

Se cree que el término Bancarrota se originó en este puente, debido a que cuando un vendedor no podía pagar sus deudas, su mesa o puesto para la venta, era rota por los soldados: banco+rotto, bancarrota. Al no disponer ya de una mesa el comerciante no podía vender sus mercancías.

Florencia,una ciudad de riquezas y comerciantes y el puente es claro reflejo de ello con sus escaparates de joyas. Dejamos el Puente Vecchio a un lado y recorremos la orilla del río, continuamos descubriendo esta maravillosa ciudad y nos va entrando el hambre.

Por recomendación de un amigo nos acercamos hasta All’Antico Vinaio nos comemos uno de los enormes bocadillos (nos sobró hasta para desayunar) y volvemos paseando hasta nuestro hotel.

Ya es noche en Florencia y sus calles están más vacías , los turistas se han replegado y podemos disfrutar de varios de sus lugares icónicos un poco más tranquilos y con otra luz.

Con esta imagen nos vamos a dormir y a asimilar todo lo visto. Queda mucho por delante.

Florencia de noche

Día 2

Nos despertamos pronto y desayunamos cerca del hotel. Vemos que en un edificio cercano se va formando cola, nos acercamos y se trata de la Capilla de los Medici. Solamente tenemos delante unas 10 personas (acaba de abrir) y nuestra entrada incluye el pase a este monumento, así que allá vamos.

El primer contacto con los Medici en este museo viene a través de una exposición de reliquiarios y obras de arte de esta familia, pero el plato fuerte es cuando entramos a su capilla. Otra vez dolor de cervicales, empezamos pronto. Si la cúpula de la catedral era impresionante, la Capilla de los Medici lo es desde el suelo hasta su última esquina. Recomendable sin duda y mucho menos transitado que otros monumentos.

Tras esta “inesperada” visita, nos vamos paseando hasta la Galeria de la Academia (Galleria dell’ Accademia). Una vez más, sobretodo en esas fechas, imprescindible el llevar la entrada comprada con antelación si no queréis esperar horas y horas de cola.

Atravesamos los pasillos de magníficas esculturas y pinturas y llegamos al protagonista de esta historia. El David de Miguel Ángel.


Ahí está, en su majestuosa ubicación presidiendo la sala y rodeado, por supuesto, de cientos de turistas. Una escultura que había visto cientos de veces en fotografías pero que no dejó de impresionarme en persona.

La escultura realizada a partir de un bloque de mármol desechado por otros artistas, es un reflejo de la maestría de su autor y una de las piezas más reconocibles del Renacimiento.

Tras algo más de una hora recorriendo la galería nos disponemos a volver a la orillas del río Arno y cruzar hacia el otro lado.

El majestuoso Palacio Pitti se encuentra en la otra orilla del río y sus maravillosos jardines son dignos de visitar, aunque esta vez no pudimos hacerlo (entradas agotadas durante días), así que continuamos por el barrio de Oltrarno y paramos a comer en la Trattoria Sant’ Agostino.

¿Qué comimos? Otra vez nos decidimos por probar distintos platos, pero la elección estrella fue la de probar la famosa “Bistecca alla Fiorentina”.

ñam!

La Bistecca alla Fiorentina consiste en un bistec de buey de un edad entre los 12 y 24 meses típico de la cocina italiana muy tradicional en la región de la Toscana. Se elabora exclusivamente a la parrilla con brasas de carbón que van secando la carne durante su cocción dejando la parte interna cruda. 

¿Qué deciros? ¡todo delicioso!

Era importante coger fuerzas porque nos íbamos monte arriba.

Se puede subir en bus, pero hacerlo a pie tiene un encanto especial. Oltrarno difiere mucho al “otro lado” de Florencia,  mucho menos turístico y con más aire de barrio.

Nos dirigimos hacia la Piazzale Michelangelo desde la cual podremos disfrutar de unas impresionantes vistas de toda la ciudad y un precioso atardecer. Por supuesto está lleno, no somos ningunos descubridores, pero aún así disfrutamos de la caída del sol desde este lugar tan especial.

Ya metida la noche, subimos escaleras arriba hasta la Basílica de San Miniato al Monte. Quizás no tan conocida como otras, pero en un enclave pirivilegiado. Paseamos por su cementerio y entramos dentro de la basílica para terminar el día en medio de la tranquilidad, antes de volver hacia el bullicio del centro de la ciudad.

Es nuestra última noche en Florencia y qué mejor forma para despedirla que hacer algo tan italiano como el “aperitivi”. 

Salute!

Día 3 

La última mañana en Florencia nos recibe lluviosa, con el cielo encapotado y nosotros con la sensación de que estas últimas horas no nos llegarán para terminar de ver todo lo que tiene que ofrecer esta ciudad.

Sin embargo intentamos aprovecharlo hasta el último momento. La hora límite es la 6, cuando cogeremos el bus hacia el aeropuerto de Bolonia, así que pies a la calle y a pasear.

Aprovechamos que es pronto y hacemos una corta cola para subir al campanile ¡otra vez a bajar el desayuno escaleras arriba!

Las vistas se ven interrumpidas con un enrejado, pero aún así la belleza de la cúpula del Duomo no puede estropearse.

Tras el ejercicio mañanero nos acercamos a la zona del Barrio Judío, mucho más tranquilo y menos transitado , pero con un encanto comparable al resto de la ciudad. Entramos en la Sinagoga (6,5€) y visitamos en su interior el Museo Hebreo donde se encuentra una amplia colección de objetos de arte ceremonial judío, explicación de la historia de los judíos que vivieron en la ciudad y de las distintas zonas que abarcó el “ghetto” dentro de la misma. 

Una visita diferente pero muy interesante y enriquecedora.

Damos una vuelta de nuevo por los grandes monumentos de Florencia, intentando grabar en nuestra retina la majestuaosidad de esta ciudad, los preciosos edificios y la belleza que llegaron a conseguir durante una época como el Renacimiento. Ya no sentimos mareos, el síndrome de Stendhal no nos ha invadido del todo pero Florencia sí nos ha conquistado.

Nos despedimos comiendo una estupenda pizza antes de un atasco infernal por el que casi perdemos el avión, pero esa … esa ya es otra historia.

Arrivederci Firenze