¡ Bienvenido primer viaje de 2017 !
Volvemos a la carga con anécdotas frescas, nuevos sitios que ver y recomendaciones para disfrutar al máximo de una escapada por Europa. Copenhague ha sido la elegida y allá nos fuimos, a pasar un poquito de frío y descubrir la capital del nombrado «país más feliz del mundo». Coge el abrigo que nos vamos.
Día 1
El día comenzó despertándonos ya en Copenhague (llegamos la noche anterior) y después de desayunar nos pusimos rumbo al centro.
Decidimos hacer un Tour gratuito de la compañía Sandemans para hacernos una idea del tamaño de la ciudad, un poco más de su historia y ver los principales lugares.
El tour comienza en la Fuente del Dragón en la Plaza del Ayuntamiento. La visita al edificio es gratuita y vale la pena entrar para ver su salón principal así como la zona de bodas. Además en una sala se encuentra el reloj astronómico de Jens Olsen ¡ muy curioso !
Visitamos la parte más antigua de la ciudad, la primera en reconstruirse tras el gran incendio que sufrió Copenhague en 1728.
Y tras esto toca caminar por la zona más conocida, Nyhavn la típica postal de casas coloridas frente al canal.
Esta zona no fue siempre parte del centro de la ciudad, sino que se trataba del barrio de pescadores que con la expansión fue absorbida por Copenhague. En una de las orillas del canal se encuentra la casa del famoso escritor Christian Hansen.
A poca distancia se encuentra la Plaza de Amalienborg, rodeada por cuatro palacios , donde está actualmente la residencia de invierno de la Familia Real danesa. En esta plaza se da lugar el cambio de guardia, el cual comienza a las 11.30 de la mañana recorre la ciudad y termina en Amalienborg.
¿Sabías qué? Tres de los monumentos más importantes de Copenhague se encuentra alineados: Opera House (al otro lado del canal) , Palacio de Amalienborg y la Frederik Kirke ( o iglesia de mármol ).
La impresionante Frederik Kirke cierra a las 5 de la tarde, por lo que si quieres visitar su interior debes tenerlo en cuenta.
Acabamos el tour tras casi 3 horas caminando y decidimos ir a ver a la mujer más famosa de Copenhague. ¿Sabes a quien me refiero? por supuesto …¡ la sirenita !
La estatua de la «Little Marmaid» está algo alejada del centro y tendréis que caminar desde la orilla frente al Palacio de Ópera unos 10-15′.
Rodeada de gente y mirando con nostalgia el mar se encuentra el símbolo de la ciudad.
Por si no lo sabéis, la verdadera historia de la sirenita es algo más oscura y triste que la de Disney, reflejo de la vida algo desgraciada que llevó su autor , Christian Hansen.
Ya empezaba a anochecer mientras volvíamos hacia el centro de la ciudad y después de una buena caminata, decidimos descansar en nuestro estupendo apartamento estilo nórdico (airbnb).
No podíamos acabar el día sin saber cuanto valía irse de cañas por Copenhague ¿no? . Así que nos fuimos después de cenar a un bar cercano a nuestra alojamiento. En concreto se llamaba » Kølsters Tolv Haner» donde una cerveza tamaño corto nos valió 25 Krn ( 3’5€). Mientras saboreábamos una cerveza negra se escuchó a alguien gritar algo ininteligible , que supusimos era una especie de «todos a vuestra casa que son las 12 y se cierra el chiringuito». Ahora sí que sí, nuestro primer día acababa. Pero quedaba mucho por ver.
Día 2
Nuestro segundo día en Copenhague fue el día «B».
¿Por qué? porque íbamos a recorrer la ciudad en bicicleta.
Ya se notaba al despertarnos (se nota, se siente) la tensión en el ambiente. De las cinco del grupo dos ,me incluyo, hacía siglos que no montábamos en una bicicleta. Así que… imaginad el panorama.
La verdad que alquilarlas no es caro, nos costó 10€/día (hasta las 6 de la tarde), y comparado con un café de 5€ … ¡ baratísimo !
Nos pusimos en marcha y parecía que la cosa no iba mal , aunque yo sólo escuchaba a Lena gritar «RIGHT, RIGHT». No podía girar la cabeza , si no quería matarme , así que yo seguía tan tranquila. Hasta que me di cuenta que estaba obstruyendo el tráfico de bicis, aquello parecía la M30 en hora punta por mi culpa. Así que, si no queréis molestar id siempre por el lado derecho del carril bici. Que la gente no va de paseo, va a trabajar o a donde sea pero no va a vuestro ritmo.
Lo bueno es que los daneses son amables, así que cuando pedí perdón se rieron, adelantaron y siguieron a velocidad de F1 hacia su destino. Vamos, que o corres o te quitan las pegatinas.
Después del calentamiento, nos dirigimos hacia el barrio de Vesterbro, según nuestro host de Airbnb «el barrio duro». O también conocido como el barrio rojo de Copenhague. Es una zona de moda, donde durante el día te encontrarás muchos locales alternativos, multitud de tiendas y restaurantes multiculturales. También está la fábrica de Carlsberg y si te fijas un poco , puedes imaginarte el ambiente que hay por la noche debido a la cantidad de pubs con «baile», sex shops y demás que verás por la zona.
Después de dar un paseo a pie ( dejamos descansar un poco la bici o a nosotras de ella … ), nos dirigimos pedaleando hacia el centro. Concretamente hasta el Palacio de Christiansborg. Desde la torre tendréis una vistas magníficas de toda la ciudad,
¡ y gratis !
Después de la subida y las vistas nos dirigimos , de nuevo en bici , hacia la orilla donde se sitúa la Opera House. Nuestro destino era el «Copenhaguen street food» en la isla de Christianshavn. Curiosamente este street food market está a poca distancia del Noma, uno de los mejores restaurantes del mundo. Pero como nuestro presupuesto era algo más ajustado , nos acercamos a las naves de la comida callejera.
La verdad, que si tenéis tiempo es un sitio realmente recomendable para poder comer distintos platos a un precio asequible. Le dedicaré un post próximamente.
Dejamos las bicicletas aparcadas en la entrada del mercado y después de comer fuimos caminando hasta la famosa Christiania. Se encuentra a unos 5-10′ a pie.
Si no sabéis nada sobre la «Ciudad libre de Christiania» y vais a Copenhague, no dudéis en leeros su historia porque es bastante interesante.
A grandes rasgos, se trata de un barrio autogobernado en el que viven unas 1000 personas. Se declaran independientes del estado danés y la actividad principal por la que han sido conocidos muchos años, es la venta de marihuana.
Christiania está organizada en torno a Pusher Street (La calle del Vendedor de Estupefacientes), calle en la que se encuentran algunos bares, tiendas y centros culturales.
La entrada está marcada por un arco en el que reza el nombre del barrio, a la derecha encontraréis una gran nave la cual funciona de centro cultural. En su interior hay zona de bar, exposiciones, sala de conciertos y otras actividades. No dudéis en entrar.
El barrio es un lugar realmente pintoresco y que merece la pena visitar. Sobre Christiania hay opiniones encontradas pero yo os la recomiendo.
Volvimos a por nuestra bicis y, en plena hora punta, cruzamos la ciudad en un recorrido lleno de semáforos. Arranca,para,arranca,para. Estábamos hechas ya unas expertas, ni Indurain se movería tan bien , pero llegaba la hora de devolver las bicicletas y descansar un poquito. Que nos lo teníamos bien merecido.
Como se trataba de nuestra última noche, nos acercamos a varios de los restaurantes del barrio hasta que encontramos un Thai con estupenda relación calidad-precio. Pero esa ya es otra historia.
Día 3
El último día en Copenhague fue el más frío sin duda. Y claro, qué mejor para entrar en calor que cargar con el equipaje durante media hora andando hasta el centro.
Recorrimos la calle peatonal más larga de Europa : StrØget y como caminar en plano con la mochila a cuestas no nos parecía suficiente, nos fuimos a la «Rundetaarn» (Torre redonda). Construida entre 1637 y 1642 por Christian IV. La entrada cuesta 25 coronas (3’5€ aprox) y puedes subir hasta el mirador en la parte más alta de la misma a 34’8 m de altura.
Para llegar hasta arriba tendrás que dar 7 vueltas y media por su curioso pasillo. A mitad de camino, puedes adentrarte en su «núcleo hueco» y mirar hacia abajo a través del suelo de cristal, 25 metros de altura … sólo para gente sin vértigo.
El núcleo de la Rundetaarn, coincidía con el cero geográfico de Dinamarca en los mapas de 1760.
Ya se acababa el día para mis cuatro acompañantes, tenían que irse al aeropuerto y yo dije ¿y ahora qué hago estas 4 horas sola?
Así que me fui al Jardín Botánico, la entrada es gratis y para dar un paseo es una visita curiosa. Lo malo que en esta época del año muchas de las plantas o flores no tienen hoja por lo que parte del encanto se pierde. La zona de las palmeras ( dentro de un invernadero ) es la que más me gustó, si tenéis un rato libre y queréis dar un paseo «relajante» ya sabéis a donde dirigiros.Además el invernadero está a temperatura tropical , y habiendo 4º fuera tampoco está mal…
Comenzó a anochecer en la ciudad, así que me tomé un café ( de 6€ ) e hice tiempo hasta que llegase la hora de irme. La comunicación es excelente, y en algo menos de 20′ se llega del centro al aeropuerto por 36 coronas ( unos 5€ ).
Nos quedaron cosas por ver, pero es normal y más en un viaje corto. El parque Tivoli estaba cerrado en esta época, abre de abril a diciembre , así que es algo a tener en cuenta si se viaja a Copenhague.
Pero ya sabéis, siempre hay que dejarse algo para tener una excusa para volver ¿no?
¡ Hasta la próxima viajeros !
24 febrero, 2017 at 22:44
gritar algo ininteligible. Bicos
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25 febrero, 2017 at 18:39
Megusta mucho eres fantastica
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25 febrero, 2017 at 18:44
😘😘😘😘
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