Os lo dije, no había acabado con nuestra visita a Tokio. Todavía quedan sitios de los que hablar y a los que llevaros.

¿Queréis playa? ¿Volver a Kabukicho sin lluvia? ¿Perder las mochilas en algún punto de la Estación de Tokio?

Pues todo esto y más era lo que nos quedaba por hacer.

¡Vamos!

Os dejé en Akihabara y allí cenamos sushi en un restaurante que encontramos a través de tripadvisor Ginzo Sushi . Pedimos un variado de sushi así como sashimi de atún, una fritura y unos pececillos que tenían buena pinta … pero solo en la carta.

Pagamos unos 20€ al cambio por cabeza , es un sitio recomendable puesto que no se ve mucho turista (aunque en pocos sitios de Japón lo verás) y la calidad era bastante buena. El atún lo que más nos gustó ¡ si pillase uno ahora !

 

DÍA 4 

Nos despertamos en nuestra cápsula doble. Un último paso por el jacuzzi , preparar la mochila, desayunar y allá vamos. Nuestro último día en Tokio antes de irnos a Osaka.

Lo primero que hicimos fue acercarnos hasta la estación de Tokio, ya que el bus salía de un «parking» cercano. Dejamos las mochilas en una de las múltiples zonas con taquillas para equipaje. El precio de una grande es de 600¥ todo el día. En prácticamente todas las estaciones de Japón, ya sean de tren  o metro , os encontraréis cada poco con taquillas de distintos tamaños informatizadas para dejar la mochila, pagar y llevarte tu ticket.

Pues con un peso menos encima, nos dirigimos a la Calle Ameyayokokocho (Metro Ueno) donde se despliega cada mañana a las 10 un mercado de ropa, comida, aparatos tecnológicos, de todo y más. La zona comercial va paralela a la vía del tren. 

Después de dar una vuelta por el barrio, cogimos el tren para irnos a la isla de Odaiba.
Desde Ueno el tren JR y luego el trayecto en tren en la línea Yurikanmone es de 480¥ , más que razonable teniendo en cuenta que cruzas la ciudad.

La isla de Odaiba es totalmente artificial y se construyó durante el «boom» inmobiliario de Japón. Se concibió como un lugar futurista y qué mejor para llegar a ella que un tren sin conductor. El recorrido es muy curioso puesto que hace una especie de «loop» junto al puente que cruza la bahía hasta que se pone paralelo a los coches.

 

 

En la isla os encontraréis un sin fin de tiendas y zonas de entretenimiento,
¡ incluso una estatua de la libertad !

Llegamos justo para comer, y elegimos el restaurante Hawaiano Kua ‘Aina  que recomendaban en la web japonismo (nuestra gran aliada durante todo el viaje) .Nos comimos una hamburguesa con aguacate fresco impresionante. ¿Lo mejor? Acompañada de unas vistas de la bahía privilegiadas y las patatas más ricas que hemos comido.

Con nuevas fuerzas gracias al aguacate, nos fuimos a pasear por la isla. Al ser algo «futurista» os encontraréis edificios muy novedosos. La mayoría de las instalaciones de Odaiba son centros comerciales o zonas de exposición. El más curioso es Venus Village, que está ambientado en un pueblo italiano y la cúpula va cambiado a día y noche según la hora del día. Una cosa un poco extraña la verdad. Pero las tiendas estaban llenas.

También visitamos el centro de Toyota (acabamos de casualidad allí) y la exposición de coches de películas que tienen.

Como experiencia «fuerte» nos montamos en la noria multicolor que está justo fuera de la sede de Toyota. Yo me vine arriba y me apetecía subir para ver las vistas y cuando el chico de la taquilla nos dijo que valía lo mismo ir en una cabina normal que en la transparente , dije ¡ pues la transparente ! . Óscar dijo que vale, pero hasta que no volvimos a tocar tierra no le vi muy entusiasmado. No apto para gente con vértigo.

Las vistas, fenomenales. La experiencia 900¥ . Que tu novio se suba para apoyarte en tu intento de quitar el miedo a los suelos transparentes y acabe (el pobre) pasándolo peor … no tiene precio.

Para tener un rato de relax, que los pies ya iban pidiendo. Acabamos el día en la playa de Odaiba, aunque no nos pudimos mojar porque el agua estaba turbia y llena de medusas. Desde el arenal hay una panorámica de la bahía inmejorable, con el Rainbow Bridge en el medio presidiendo. Una pena que no pudimos quedarnos para verlo iluminado.

Si os apetece, se puede hacer un crucero por la bahía cruzando los puentes. El precio es de 1.130¥ y el último barco sale de Odaiba hacia Asakusa a las 16.30h, dura aproximadamente 1 hora.

Si tenéis tiempo, en Odaiba podéis visitar el Oedo Onsen Monogatari donde además de un relajante baño en sus aguas termales, se puede disfrutar de una zona de ocio ambientada en la época Edo. Para la próxima.

Teníamos cita con nuestro bus de 9 horas hasta Osaka y no podíamos llegar tarde. Salimos de Odaiba con tiempo de sobra ¡ y menos mal !

¿Os acordáis de las mochilas guardadas en las taquillas? Bien, ¿os acordáis de donde las dejamos? En la Estación de Tokio, efectivamente. Y supongo que recordáis que en el anterior post os dije que era una estación muy grande … Pues entonces ¿en qué punto exacto las dejamos? Buena pregunta.

Nosotros teníamos claro que había sido al lado de un puesto que vendía zuecos. Pero no aplicamos la táctica pulgarcito de las migas, así que ni idea de por donde volver (porque a la estación esta vez llegamos en tren y no en metro como por la mañana).
Bueno pues el resumen es que estuvimos casi 1 hora de reloj entrando y saliendo por las distintas puertas hasta intentar orientarnos para encontrar el ala adecuada de la estación . Menos mal que los japoneses lo piensan todo, y de lo malo en el ticket ponía zona suroeste de la estación. » Y por esto niños, es bueno ir con tiempo a los sitios «

Lo más «gracioso» fue que tras el estrés de la búsqueda llegamos al supuesto parking (como decía la web de Willer Bus) y nos encontramos con que es un aparcamiento habilitado como estación y que también tenía unas maravillosas taquillas sin pérdida. En fin, los que vayáis a viajar con Willer Express ya lo sabéis, las maletas mejor en el «parking» que están bien señalizadas.

Aquí terminaba nuestro primer contacto con Tokio, tras caminar como pollo sin cabeza durante una hora por la estación. Osaka nos esperaba y nuestras 9 horas de bus también ¡ y no fueron nada mal ! Pero de eso ya os hablaré otro día.

DÍAS EXTRA EN TOKIO

Debido al clima, el día y medio que teníamos sin planificar antes de coger el avión de vuelta a España, decidimos invertirlo en volver a Tokio y sacarle partido a los últimos días en Japón.

Nuestra idea inicial era haber ido a un pueblo cerca del Monte Fuji, pero la predicción del tiempo nos decía que no íbamos a poder verlo. Así que, ir pa’ na’…

Llegamos a la estación de Shinjuku tras 8 horas en bus desde Kioto y fuimos dando un paseo hasta nuestro hotel que estaba justo en los alrededores. Intentamos alojarnos a través de coachsurfing en casa de un Tokiota pero no obtuvimos nunca respuesta 😦  (Para leer sobre alojamiento , aquí )

Elegimos el distrito de Shunjuku porque  el día que llovió muchísimo nos impidió ver el barrio a gusto.
Descansamos en el onsen de la planta 28 un rato y nos pusimos en marcha para exprimir las horas que nos quedaban en Tokio. ¡Se estaba convirtiendo en mi ciudad favorita y no me quería ir!

Para comer elegimos un lugar muy original. Lo había visto en la cuenta de Instagram de Claudia , del blog solo ida y quería probarlo. El nombre del restaurante es Uobei y hay varios en Japón, este concretamente en el distrito de Shibuya.

Cuando llegas, si tienes la suerte de no hacer cola como nosotros, te asignan un número y te sientas en ese sitio con una tablet delante. Eliges lo que quieres y va saliendo por las cintas transportadoras hasta tu puesto. Al final solo tienes que darle a finalizar y pasar a pagar por caja. El sushi estaba bueno y,  aunque obviamente la calidad no es impresionante, el precio es muy razonable (pagamos unos 7€ cada uno con postre). Fue una experiencia curiosa e incluso diría que divertida.

Volvimos a Shinjuku  y recorrimos la zona de Kabukicho. Esta vez fijándonos en los carteles tanto de oferta para hombres como mujeres. Elige a quien quieras que te haga carantoñas (supuestamente no pasan de ahí) y lo tienes.

 

Después de cenar en el barrio y comprar muchos kit kat de sabores (kito kato como dicen allí) nos acercamos al barrio de Golden Gai, en el mismo distrito de Shinjuku.

Se trata de unas pequeñas y estrechas calles paralelas que todavía conservan el tipo de edificación del Tokio de antaño. Se unen entre ellas por una transversal de menos de un metro de ancho. Las casas también casi diminutas , son de tan solo dos plantas.

El Golden Gai es como viajar en el tiempo en Tokio, nos transporta a los años 50 – 60 y podemos imaginarnos como era la vida de las familias en aquella época en casas tan pequeñas.

Los bares son también bastante reducidos, cabiendo unas 10 personas a lo sumo. Aunque en algunos tienes que ser cliente habitual para poder entrar, en la mayoría aceptan extranjeros.

Es un lugar realmente curioso y que recomiendo visitar si vas  Tokio. Al menos, dar un paseo por las callejuelas y dejar volar la imaginación. Nosotros no entramos en ningún bar, puesto que la mayoría te cobran entrada y no barata precisamente. Entre 800 y 1000¥ por entrar , siendo obligatoria la consumición. Por lo que al final la «experiencia» te puede salir por 15€ la caña.

 

Último día en Tokio.

¡Nooooo! No me quería ir, pero ya iba tocando después de dos semanas de viaje.

Para despedirnos bien de la ciudad nos fuimos dando una paseo (de unos kilometritos,ya sabéis) hasta el edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio .

Este edificio tiene dos torres con un observatorio cada una a 202 metros de altura. ¿Qué mejor forma de irnos de Tokio viéndola desde las alturas? Podréis disfrutar de unas vistas espectaculares, y si el día está despejado incluso ver el Fuji ( a nosotros nos evitó en todo momento , así que día nublado ).

La entrada es gratuita y lo único que hay que hacer es pasar un control de seguridad para acceder a los ascensores.

 

Se nos acababan las horas y ya teníamos que volver a cargar la mochila hasta el aeropuerto. Para acabar, volvimos a sorprendernos con la organización de la filas por colores para coger los trenes en un mismo andén : al aeropuerto cola color azul, Yokohama verde … ¿ lo tienen todo pensado los japoneses ? probablemente sí.

Aquí «solo» os hablo de lo que vimos a modo de guía, pero Japón daría para escribir otro tanto de su infraestructura,organización, educación  y de la gente.

¿Lo mejor del viaje? las personas. Su amabilidad y disposición . La seguridad que sentimos y la facilidad para moverse en un sitio que , a priori, puede parecer caótico fue lo que más nos sorprendió.

¿Conocéis el concepto «ganbatte» ? Se trata de el respeto al esfuerzo y sacar lo mejor de uno mismo , «hacerlo lo mejor posible». Pues eso es lo que transmiten, desde un trabajador de un McDonald’s  a un gran empresario darán siempre lo mejor. Siempre sentirás que te intentan ayudar o que harán lo necesario para que tu paso por el país sea bueno.

Obviamente no es lo mismo vivir allí que visitarlo, pero para el turista / viajero creo que es el país ideal. Si vieseis como una dependienta de Uniqlo dobló una blusa que compré para meterla en una bolsa lo entenderíais. «Busca a alguien que te trate como una cajera de Uniqlo a tu ropa»  diría yo 😉

No lo dudéis más, si no sabíais si visitar Japón o no… ¡ comprad unos billetes ya!

¡Hasta la próxima viajeros! Volveremos con Osaka, Kioto…  y mucho más.